Que cruja el acero en el roquedo
y la sarta se incline contra el viento.
Que girando ruidosa en su agujero
dura broca sople conos en el suelo.
Que esos sacos sobre hombros como el hierro
trepen lentos e incansables por el cerro.Manos recias destapando los barrenos
que los carguen de explosivo con esmero.
Que un silencio retacado con recelo
sea roto y avisado con un “fuego”.
Que con atenta mirada el artillero
se haga amo del fulgor, temblor y trueno.
Que no pierda mi herramienta ese minero.
Que ese canto continúe, así lo espero.Que no cause tu poder temor ni duelo.
Que la Santa te vigile desde el cielo.